Hacia 1840, en terrenos pertenecientes a Wenceslao Posse, se localizaba una laguna en cuyos alrededores se formaba eventualmente un mercado, ya que las caravanas de carretas arribaban y partían desde ese punto hacia el sur. Aunque en 1859 las tierras fueron declaradas de utilidad pública, recién en 1909 se comenzó a construir un espacio público destinado a los festejos del centenario. El 24 de septiembre de 1910, la Plaza San Martín fue inaugurada junto con una estatua ecuestre en honor al prócer, copia de una obra del escultor francés Louis Joseph Daumas, que se convirtió en leitmotiv de los principales espacios públicos en Argentina.
Emplazada en el centro, como foco de la composición en forma de asterisco, se ubica el héroe sobre un caballo encabritado, indicando con su diestra el rumbo hacia la libertad. El pedestal, por su altura y leve concavidad vertical, favorece la correcta perspectiva requerida por las proporciones de la estatua para su apreciación desde cualquier ángulo.
En la intervención de 1977 se incorporaron 21 mástiles con banderas de las naciones americanas, a espaldas del bronce, lo que desnaturalizó la composición original al priorizar visuales por los elementos añadidos como «telón de fondo». No obstante, con la remodelación de 2014 se recuperó el aspecto de los primeros años, con un espacio central abierto que resalta el conjunto pedestal-estatua.
A comienzos del siglo XX la figura fue muy criticada por su actitud imitativa de un gesto cultural procedente del centralismo portuario. Sin embargo, en estos tiempos de fragmentación social, la presencia repetitiva del prócer en los espacios públicos funciona como un recordatorio del espíritu combativo que la sociedad debe recuperar.