Inaugurado en julio de 1932 como nueva sucursal de la cadena del importador de café Giácomo Rocca, cerró en 1976, renació en 1983 y en 1987 entró en declive. En los años noventa, de la mano de la cultura fue una opción para fin de semana, pero cerró en 2004, y resurgió en 2006 ya como restaurante.

El elegante Art Decó en fachada, con líneas rectas y formas estilizadas, relieves lineales y motivos geométricos, contribuían a una presencia imponente y refinada, en relación armónica con el entorno.

Los grandes ventanales permitían la entrada de abundante luz para 120 sillas y 40 mesas. La composición académica contrasta con una estética decorativa que resalta el protagonismo del cartel en la esquina.

El interior conserva un espíritu Art Nouveau, proveniente de la primera sucursal de 1907, con algunos elementos reinterpretados como el mobiliario de madera con sillas tipo Thonet, y el piso en damero blanco y negro. Se extrañan otros que expresaban su filiación estilística como la boiserie y los relojes con horarios de otros países, aunque los espejos y las puertas son originales.

La intervención supo mantener tanto el aire de funcionalidad, dinamismo, modernidad, elegancia y sofisticación que el edificio brindó a la ciudad a comienzos del siglo XX, como el carácter de recinto emblemático de una época cuando la gente todavía conversaba mirándose a los ojos.