Museo Timoteo Navarro - Edición #457- Octubre 2025

FICHA TÉCNICA
- TÍTULO | “Ella salió a dar una vuelta”
- AUTOR OBRA GRÁFICA | Ernesto Klass
- TIPO DE ESCENA | Collage digital
- LUGAR | San Miguel de Tucumán, Tucumán.
- AUTOR DEL ANÁLISIS | Luis Bruna, arq. esp.
- AÑO | 2025
Había quedado en encontrarme con un amigo para asistir juntos a una sala teatral de calle San Martín al 200. Sin embargo, se produjo un curioso desdoblamiento temporal: él se presentó en el viejo Teatro Belgrano, demolido en 1959, mientras que yo me dirigí al actual Ente Cultural, donde funciona la sala Orestes Caviglia. Aun así, no hubo inconvenientes: yo disfruté de un concierto en el marco del 65º Septiembre Musical y mi amigo, de una zarzuela.
“Museo Provincial de Bellas Artes: la virtuosa refuncionalización de un edificio académico”
La sede central del Banco de la Provincia fue proyectada entre 1905 y 1908 por el arquitecto belga Alberto Pelsmaekers, y construida por la empresa Médici Hnos. En 1927, la provincia adquirió el inmueble para albergar al Consejo de Educación, hasta que, en 1977, se destinó al Museo Provincial de Bellas Artes Lola Mora. En 1986, se cambió el nombre por el de Timoteo Eduardo Navarro.
En su fachada se expresa la retórica del poder económico mediante la sintaxis monumental y alegórica de fuerza, estabilidad y confianza, imprescindibles en una institución financiera. La seguridad bancaria se reconoce en el fuerte almohadillado del basamento, al modo de una fortaleza, representación de nobleza y solidez. En el acceso, el relieve escultórico superior es una alegoría de la abundancia, la fortuna y la prosperidad, inspiradas en las divinidades clásicas Ceres, Flora y Tyche. Complementan la alegoría los mascarones leoninos de las pilastras que flanquean el cuerpo central, como emblemas de fuerza, vigilancia y resguardo, cualidades asociadas al poder y a la custodia del patrimonio.
En el espacio interior se verifica la virtuosa refuncionalización arquitectónica, pues la arquitectura bancaria de la primera mitad del siglo XX, diseñada para impresionar y asegurar, proporciona al museo una atmósfera de dignidad y magnificencia. La monumentalidad, los materiales de alta calidad y la excelente iluminación natural, que eran requerimientos bancarios, se traducen en condiciones museográficas óptimas, dotando al Museo Timoteo Navarro de una identidad visualmente poderosa y única. El valor del espacio reside tanto en su función actual como en el recuerdo de su pasado financiero.
